viernes, 9 de marzo de 2012

Hay riquezas que lo matan a uno si no puede compartirlas – Miseria en la abundancia – Momo

Algunos días se quedaba en casa, en el viejo anfiteatro, porque de repente pensaba que Beppo podría pasar para ver si ella ya había vuelto. Si ella no estaba en aquel momento, él creería que ella seguía desaparecida. También aquí la atormentaba la idea de que eso ya hubiera pasado, a lo mejor ayer, o hacía una semana. Así que esperaba, siempre en vano, claro. Finalmente pintó, con grandes letras, en la pared: He vuelto. Pero nunca lo leyó nadie más que ella misma.
Hubo una cosa que no la abandonó en todo ese tiempo: el vivo recuerdo de lo que había vivido junto al maestro Hora, de las flores y de la música. Sólo tenía que cerrar los ojos y escuchar dentro de sí para ver la reluciente magnificencia de colores de las flores y la música de las voces. E, igual que el primer día, podía repetir las palabras y cantar las melodías, aunque éstas nacían cada vez nuevas y nunca eran las mismas.
Estuvo días enteros sentada en las gradas de piedra hablando y cantando sola. No había nadie para escucharla, salvo los árboles, los pájaros y las viejas piedras.
Hay muchas clases de soledad, pero Momo vivía una que muy pocos hombres conocen, y menos con tanta fuerza.
Le parecía estar encerrada en una caverna rodeada de riquezas incontables que se hacían cada vez más y mayores y amenazaban asfixiarla. Y no había salida. Nadie podía llegar hasta ella y ella no se podía hacer notar a nadie, tan aplastada estaba bajo una montaña de tiempo.
Incluso llegaron horas en que deseaba no haber oído nunca la música ni haber visto los colores. No obstante, si la hubiesen dado a elegir, no habría renunciado a ese recuerdo por nada del mundo. Aunque se hubiera muerto por ello. Pues eso era lo que vivía ahora: que hay riquezas que lo matan a uno si no puede compartirlas.

1 comentario:

  1. el introvertido encajaría ahí sin contar lo que uno calla.. es triste pero, cierto. tormenta ambigua dirían unos pero, después de todo nadie sabe lo que tiene hasta que se transforma.. cruel realidad no? pero, la verdad es que callándolo no se resolverá.. aunque tengas problemas al hablar.. todo se puede conservar ya que la solución esta donde esta el problema.. gracias por enseñármelo.

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