jueves, 26 de enero de 2012

El conejo y sus zapatos rojos.


-¿Dónde están mis zapatos? – sollozaba el conejito mientras se tallaba los ojos, esperanzado a encontrar alguien que le diera respuesta.
Todos los animales le miraban extrañados sin comprender la desaparición de dichos objetos.
-¡Quiero mis zapatos! – Chilló aún más fuerte el conejito ,mientras pataleaba y miraba ferozmente a los demás. Pero nadie sabia el paradero de sus zapatos, le veían con lastima y algo de empatía.
Muy molesto se lanzo contra el venadito, gritándole, después mordió a los demás conejitos.  El venadito le empujaba y los demás conejos se defendían mientras lloraban. El bosque se volvió un caos , porque el conejito no encontraba sus zapatos, sus chillidos se volvían irritantes para los habitantes de aquel lugar, así el búho, que se aturdía con cada pelea y grito del mismo ,decidió convocar una reunión urgente con todos los animales del bosque.
-          Amigos míos- Dijo-Nos hemos reunido aquí para resolver el caso de los zapatos del conejo.
-          ¡Ahorquemos al conejo!- Gritaban los pajarillos, que estaban cansados de no poder cantar  por que el conejito los opacaba con sus gritos.
-          ¡Quemémosle las patas! – decían los topos que no habían podido dormir debido a sus tremendas pisadas.
-           ¡Cortémosle la cola! – murmuraban los de su propia especie, que  ya tenían suficiente de su escándalo y por consiguiente les parecía absurda aquella situación, puesto que ninguno de ellos había usado zapatos antes no comprendían la razón de su sufrir.
Fue entonces que a plena asamblea  el conejito llegó con los ojitos envueltos en lágrimas.
-¡Yo solo quiero que me den mis zapatos! – volvió a gritar.
Los animales le miraron con furia, recelo y algo de lástima. Los pajarillos lo picaron, los topos le echaban tierra  y sus propios hermanos le aventaban piedras y le daban de patadas. Él se llevo las patitas a su rostro para cubrirse de aquel ataque, mientras sollozaba…
- Mis zapatos…ustedes no lo entienden…por que nunca han tenido unos, sin mis zapatos yo no puedo caminar.
Pero los animales estaban tan furiosos y hartos que terminaron por expulsarle fuera del bosque, entonces después del ataque, el conejito termino en una cueva oscura completamente solo. Miró hacia arriba y hacia abajo, pero no había nadie, no había nada.
-          ¿Cómo voy a seguir caminando correctamente sin mis zapatos? – se pregunto, y sus ojos se llenaron de lagrimas de nuevo. – Ellos no lo entienden, no pueden ponerse en mis zapatos porque nunca han tenido unos.
Permaneció mucho tiempo sentado dentro de aquella cueva, sin moverse, sin comer, pensando en como encontrar sus zapatos, en quien podría haberlos robado. Su bonito pelaje se ennegreció, sus ojos se volvieron algo opacos y su rostro reflejaba mucha melancolía, el conejito se sentía tan triste por no encontrar sus zapatos y nadie mas comprendía su dolor.
Una noche se apareció el búho en aquella cueva y miro el patético estado del conejo, sintió algo de pena y se coloco a su lado para tratar de consolarlo.
-Lindo conejito- susurró con dulzura- ¿Por qué sigues aquí sin comer ni beber nada?
- Porque no puedo caminar sin mis zapatos, no puedo vivir sin ellos…- contestó
- Pero, ¿Que no te das cuenta de que esos zapatos son los que te robaron a tus amigos?
- No, mis amigos se fueron por que no pudieron entenderlo.
El búho le miro con  tristeza y extendió una de sus alas para cubrirle en un leve abrazo fraternal con ella. El conejito, algo serio y apagado no entendía porque si el búho no le entendía , hacia un intento inútil por consolarlo.
-          ¿Por qué no me pegas como todos los demás animales? – Pregunto- ¿Acaso no estas harto también?...todo el mundo se cansó de mi.
-          Conejito, ¿Por qué sigues aquí? – continuaba cuestionando el búho sin responderle al conejo.
-          ¡Quiero mis zapatos¡- exclamaba el otro.
-          ¿Tanto los necesitas?
-          ¡Si! , por que sin ellos ya no puedo caminar…
-          Perdiste tus zapatos, no tus patas…
El conejito, sorprendido  y ofendido por sus palabras comprendía que el búho tenia razón. Sin embargo este no quería usar sus patas sin zapatos ,porque no deseaba que se maltrataran como las patas de los demás conejos.
-          Si no uso mis zapatos, no puedo usar mis patas. Se maltrataran y me dolerán, sufriré de partiduras y se resecarán…
El búho cerró los ojos y suspiro, buscando una forma de hacer entender al conejo, pensaba y pensaba pero no llego a ninguna alternativa. Le mencionó que no era tan malo sentir la tierra , caminar al aire libre y que tus patas respiraran, entonces cansado de intentarlo renuncio por un momento y tomo el vuelo, prometiéndole al conejito regresar al día siguiente a convencerlo con más razones.
A veces cuando uno se aferra a una idea, no piensa en nada más que cumplirla, así era el conejo. Cuando el búho se fue, quedose profundamente dormido (el conejo)y soñó que alguien le cantaba “ve al fondo de la cueva, ve al fondo de la cueva”. Era de noche una vez mas, el viento helado chocaba contra la cueva haciendo un ruido extraño, el conejito  se puso en pie y comenzó a caminar, estaba tan adormilado que no se daba cuenta de que estaba usando sus patas sin zapatos, así…solo escuchaba aquel canto que decía “ve al fondo de la cueva, ve al fondo de la cueva”.
El sonido se escuchaba con mayor claridad y sus ojos se iban abriendo, al llegar al final de la cueva vio algo rojo, algo rojo como sus zapatos, entonces ilusionado y con cierto brillo en sus ojos se dirigió a serie de saltos apresurados hacia lo que veía. Eran… ¡Eran sus zapatos! , estiró apresuradamente sus patitas para alcanzarlo, pero algo lo detuvo…
Sintió como lo jalaba por las patas traseras, apretándolo, de chorritos de sangre se manchaba el suelo y en la oscura cueva se oyó el grito DESGARRADOR del conejo,  lo había atrapado , él volteo vislumbrando en la oscuridad  a la bestia mas horrible que pudo encontrarse, un lobo , este le sostenía fuertemente de las patas alzándole , con esto ultimo le provoco un dolor agonizante. El conejo chillaba y aun encontrándose de esa manera hacia un esfuerzo moviéndose por alcanzar sus zapatos rojos, el lobo le sacudió con gran fuerza y cuando estuvo a punto de devorarlo , apareció el búho picándole un ojo arduamente.
-¡Suéltalo maldito lobo traicionero! – Decía mientras revoloteaba a su alrededor, el lobo sorprendido por su aparición soltó al conejo ante la herida provocada en su ojo, dejo de ver bien y frente a la oscuridad se vio indefenso, así que termino huyendo gritando un “volveré”.
Cuando la conmoción termino, el búho aterrizo cerca de su triste amigo ayudándole a levantarse, pero cualquier intento era en vano, ya que al conejito le habían arrancado una de sus patitas, además  la otra estaba tan herida que no podía usarla, el chillaba del dolor e intento levantarse una y otra vez…
Todos los animales oían sus lamentos y salieron de sus hogares para ver que era lo que había sucedido. El búho cargándolo con mucho cuidado, logro sacarlo de aquella cueva. Todos miraron lo que sucedía, percatándose de una sola cosa, que el conejito llevaba en sus patitas delanteras un par de zapatos rojos manchaditos de sangre.
-          Conejito, conejito… ¿Qué hacías ahí?- preguntaban los pajarillos.
-          Buscaba mis zapatos… - dijo llorando.
-          ¿Por que lloras conejito? ¿por tus patitas?
-          No – Contestaba.
-          ¿te duele?-
-          No- volvía a contestar.
-          Entonces ¿que te pasa conejito?…
De lo ojos del búho comenzaron a caer leves lagrimas, y el conejito con ojitos llorosos, pero sin gritar murmuro…
-          Es que ya puedo usar mis zapatos…
Todos tenían ganas de llorar, y se sentían algo arrepentidos por haberlo tratado en la manera en como lo hicieron.
-          ¡Quiero mis patitas! ¡Quiero mis patitas! – Gritaba aquel conejo encaprichado, con la tristeza de que jamás volvería a usar sus zapatos, y sin entender que si hubiera usado primeramente sus patitas nada de eso hubiera pasado, ahora tenia zapatos, pero le hacían falta sus patitas para caminar.



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