"Quien bien te quiere te hará llorar"; atrevete tu a rebatir esa teoría. Habría sido todo más sencillo con un par de palabras sinceras; pero poner las cartas sobre la mesa es difícil y duele. Y cuanto más tardes en ponerlas, más te va a doler.
Y al final, la cobardía y el paso del tiempo convierten un: "Perdona por lo que te he dicho"; en un "No es que me estés perdiendo, es que me has perdido ya". Y derivamos a partir de ahí; hallamos la superficie cerrada que contiene tu corazón y mi cerebro y la dividimos entre tu cobardía y mi frialdad.
Y creeme: el resultado es inversamente proporcional.
Marele.
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